Mi cliente es una señora que lleva conmigo toda la vida. Comencé por divorciarla y a partir de entonces me lo encarga todo.

 

Es agradecida y comprende que a veces no se puede ganar y aun así me  dice que he hecho un buen trabajo… ¡casi nada!

 

Lleva toda su vida trabajando dos turnos, para salir adelante.  No tiene cualificación especial, ni un gran trabajo, pero siempre fue muy trabajadora y emprendedora. Con mucho esfuerzo y a base de muchas privaciones, se compró un pequeño piso como inversión, cuya hipoteca paga con el alquiler.

 

Para lograr eso, ha llevado una vida verdaderamente miserable, no sabe lo que son unas vacaciones, ni se ha tomado una cerveza en un bar, ni se ha comprado nunca un coche nuevo, jamás ha pisado una peluquería, todo se lo hace ella y su aspecto limpio aseado y hasta elegante, se debe también a  su tenacidad y habilidad para  coser y adaptar  ropa prestada, comprada de segunda mano o en tiendas low cost. Sin embargo, no tiene nada que envidiar a muchas otras señoras que conozco y se gastan dinerales.

 

Tiene tres hijos a los que saca adelante ella sola, como buenamente puede y es experta en buscar cursos subvencionados o gratis en los ayuntamientos para pagar las mínimas clases extraescolares. Los tres niños son educadísimos y todos hablan inglés, porque su  madre los mandaba a las clases gratuitas que daban los mormones en su ciudad.

 

Su exmarido y padre de los niños, paga poco y mal, y desde hace ya unos años, no paga nada, es insolvente, vago, atrevido, imprudente e incompetente para  mantener un trabajo. Lo peor es que es soberbio y por tanto incapaz de cambiar. Resultado: no le va a pagar nunca, y seguirá siendo ella la que ponga la comida en la mesa todos los días.

 

Ha limpiado muchas casas, cuidado muchos hijos de otros, a costa de no ver a los suyos, y ha servido muchas mesas para seguir adelante con su vida, sin incurrir en impagos y sin pedir nada a nadie.

 

A veces, lo que hay en su casa para comer es un potaje y de postre una naranja y un vaso de agua del grifo …

 

Sin embargo, siempre ha pagado su alquiler, luego su hipoteca y luego su casita que compró para invertir.

 

Por supuesto a mí. Siempre viene con su dinero, antes de contratarme.

 

Es la persona más honrada, animosa, inteligente y positiva que conozco. Nunca se queja, solo trabaja y aguanta y vuelve a trabajar sin lamentarse   nunca. Sin dejar lugar a la autocompasión.

 

Pero … hoy ha venido llorando a mi despacho, y se ha derrumbado porque los nuevos inquilinos que tiene en la casita, llevan cuatro meses sin pagarle: es decir, pagaron los dos primeros meses y la fianza, y directamente no han vuelto a pagar una sola mensualidad: lo tenían todo planeado y se ha enterado que lo han hecho más veces.

 

Por lo tanto… desde hace 4 meses ella no puede pagar la hipoteca, que se abona con el alquiler.

 

Ha intentado hablar con los ocupantes, explicarles su desesperada situación, pero le han dicho a su misma cara, que se han informado muy  bien y que no los pueden echar, poque  tienen dos hijos pequeños y como no tienen a donde ir,  no hay quien les pueda poner en la calle porque “tienen sus derechos, y la ley les protege“.

 

Por supuesto los vecinos -que la conocen de toda la vida- le dicen que los morosos / okupadores están tan tranquilos y los ven desayunado en el bar, cuando vuelven de llevar a los niños del colegio.

 

Ese es el mensaje que da el gobierno. Y los partidos cuyos miembros han llegado a alcaldías previó currículum de okupar viviendas ajenas. Por eso saben que tienen por delante un largo periodo de estancia asegurada en la vivienda de esta pobre mujer.

 

¡Qué comiencen los juegos del desahucio!

 

Las cartas, los retrasos de los juzgados, las notificaciones que no se recogen, los edictos, las suspensiones por enfermedad, incluso de todos los miembros de la familia y luego finalmente las alegaciones de vulnerabilidad para suspender el lanzamiento y seguir meses y años en la vivienda de esta pobre mujer, en la propiedad de una señora que para poder comprar esa pequeña vivienda no ha desayunado fuera de su casa en toda su vida.

 

Así de cruel, injusta, inmerecida grotesca e incomprensible es esta situación – que permite el gobierno -para una persona ejemplar.

 

Un robo mensual, programado, permitido y alentado por las leyes de mi país.

 

Esto es España, y al contrario que en otros países, en los que el que no paga su renta pactada lo ponen en un mes en la calle. Aquí no es así.

 

Y yo, no le puedo decir otra cosa, pues estos sujetos lo tenían todo planificado y se saben todos los trucos para que la estancia se alargue eternamente.

 

Lo más triste es que han sido asesorados – y se lo dicen a esta mujer a la cara – por no sé qué asociación que entiende que el hecho de ser propietario de algo te convierte de inmediato en responsable de los fallos del sistema que no llega a dar viviendas a los que lo puedan necesitar.

 

Pero ella es una víctima, ella es la verdadera víctima.  La única víctima de un sistema que le ha fallado, y que como premio a su valor, fuerza, determinación y capacidad de sacrificio, le da como galardón un procedimiento lo suficientemente largo, caro y desesperante, para que, a la que desahucie el banco finalmente ….sea a ella.

 

Este es el país que tenemos ……

 

Esto es lo que hay.

 

Se premia la vaguería, la holgazanería y la falta de esfuerzo y trabajo.

 

Y yo, me siento impotente, no sé qué decirle que le dé algo de esperanza ….. porque sé que me va a costar ayudarla para que esta injusticia no se cebe y acabe con ella.

Escrito por: MARIA MORALES | COLEGIADA 70764 ICAM

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