Introducción

En la era de la globalización y el comercio electrónico, han surgido nuevas modalidades de blanqueo de capitales que desafían los mecanismos tradicionales de control. Una de estas modalidades, que ha cobrado especial relevancia en los últimos años, es el esquema conocido como daigou.

 

Originario de China, este modelo de negocio, a priori lícito, ha sido instrumentalizado para inyectar fondos de origen ilícito en el sistema financiero. En este artículo, analizaremos en detalle en qué consiste el esquema daigou, cómo se utiliza para el blanqueo de capitales y qué desafíos plantea a las autoridades y a los profesionales del Derecho.

 

¿Qué es el esquema DAIGOU?

 

La palabra daigou se traduce literalmente del chino como «comprar en nombre de«. En esencia, se trata de una práctica en la que un individuo, conocido como daigou, compra productos en el extranjero (a menudo de lujo, cosméticos o artículos de alta gama) y los revende en China a un precio inferior al que se encontrarían en el país asiático, pero superior al precio de compra. Este modelo de negocio ha prosperado debido a la diferencia de precios y la percepción de calidad de los productos extranjeros.

 

El daigou actúa como un intermediario, recibiendo encargos de sus clientes en China, adquiriendo los productos en otro país (como Australia, Japón, Corea del Sur, o países europeos como Francia o Italia) y enviándolos a China, a menudo a través de canales no oficiales para evitar impuestos y aranceles.

 

El daigou como vehículo de blanqueo de capitales

 

El esquema daigou se ha convertido en un atractivo vehículo para el blanqueo de capitales por varias razones:

 

Movimiento transfronterizo de fondos: El daigou, para adquirir los productos, necesita recibir fondos de sus clientes en China. Estos fondos, en lugar de ser transferidos directamente, pueden ser entregados en efectivo a un tercer intermediario en China. Este intermediario, a su vez, entrega una cantidad equivalente de dinero en la moneda local al daigou en el país donde se encuentra, evitando así las transferencias bancarias internacionales y los controles de divisas.

Fraccionamiento y opacidad: El esquema permite el fraccionamiento de grandes sumas de dinero en múltiples transacciones de menor valor, lo que dificulta la detección de operaciones sospechosas. Los pagos a los daigou suelen realizarse a través de plataformas de pago electrónico y aplicaciones de mensajería (como WeChat Pay o Alipay), que, aunque legítimas, pueden ser utilizadas para ocultar la verdadera naturaleza de las transacciones.

Justificación de ingresos: Los ingresos del daigou, supuestamente obtenidos de la venta de productos, pueden ser utilizados para «justificar» la tenencia de grandes sumas de dinero en efectivo. Estos fondos, de origen ilícito, se «lavan» al ser utilizados en la compra de bienes y servicios.

 

Desafíos para las autoridades y los profesionales del Derecho

 

La lucha contra el blanqueo de capitales a través del esquema DAIGOU presenta varios desafíos:

 

Identificación de los sujetos obligados: El daigou, en la mayoría de los casos, no encaja en la definición tradicional de «sujeto obligado» bajo las legislaciones de prevención del blanqueo de capitales. No son bancos, notarios, abogados o joyeros. Actúan como pequeños comerciantes o «freelancers«, lo que dificulta su regulación y supervisión.

Dificultad para rastrear los fondos: La utilización de múltiples intermediarios y plataformas de pago electrónico dificulta enormemente el rastreo del origen y el destino de los fondos. Las transacciones, a menudo de bajo monto, se pierden en la inmensidad del comercio electrónico transfronterizo.

Cooperación internacional: La naturaleza transfronteriza del esquema daigou requiere una estrecha cooperación entre las autoridades de diferentes países. Sin embargo, la falta de marcos regulatorios armonizados y la dificultad para obtener información de jurisdicciones extranjeras complican la investigación y persecución de estos delitos.

Conclusión

 

El esquema daigou es un claro ejemplo de cómo la criminalidad organizada adapta sus métodos a las nuevas tecnologías y a las dinámicas del comercio global. Si bien el fenómeno daigou es un negocio legítimo para muchos, su utilización como vehículo para el blanqueo de capitales es una realidad. La lucha contra este tipo de esquemas requiere una revisión de los marcos regulatorios, una mayor atención por parte de las instituciones financieras y, sobre todo, una estrecha cooperación internacional para desmantelar las redes criminales que se esconden tras esta aparentemente inofensiva actividad comercial. Los profesionales del Derecho debemos estar atentos a estas nuevas tendencias para poder asesorar de forma efectiva a nuestros clientes y contribuir a la integridad del sistema financiero.

Si necesita asesoramiento o defensa en cualquier asunto penal, no dude en consultarnos a través de cualquiera de las formas de contacto con #escudolegal https://escudolegal.es/contacto/

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